Domingo del Cuerpo y
la Sangre de Cristo
El
Hijo de Dios nos recuerda su amor y entrega a través de Pan y Vino
La
primera lectura, del libro del Génesis, nos presenta hoy a la figura de Abram.
Abram que de ser presentado como un pastor que va de un lado a otro es
presentado, en este capítulo, como un hombre que luchará por rescatar a su
sobrino Lot de las manos de reyes extranjeros. El patriarca no sólo los
derrotará sino que además recuperará los bienes de los reyes del país en el que
se encuentra. Al volver nos encontramos con un sacerdote que sale al encuentro
de Abram y lo bendice. El nombre de este sacerdote es Melkisedec (Rey de
justicia) el lugar en que ejerce su sacerdocio es Salem. Llama la atención lo
que ofrece al bendecir a Abram: pan y vino. ¿La ofrenda sería tanto para
bendecir al creador como para alimentar a los recién llegados? Es de suponer,
aunque no nos lo dice el texto. En su oración Melkisedec bendice a Dios por la
creación y bendice al patriarca por haber derrotado a sus enemigos.
El
Salmo 109 que escuchamos el día de hoy nos habla de aquel que espera Israel: el
Mesías. En los primeros versículos escuchamos acerca de la entronización de
este rey. Cuando los antiguos reyes se sentaban por primera vez en el trono se
colocaban a la derecha de la imagen de su dios dando a entender que lo
representaban. Pues bien este personaje que nos describe el Salmo es alguien no
sólo representará a Dios como rey sino además tendrá las características de un
sacerdote. Su sacerdocio será semejante al de Melkisedec, es decir, al
personaje del libro del Génesis que ofrece sacrificios pacíficos al Señor para
bendecirlo: la ofrenda de paz, del esperado del pueblo, será también pan y
vino.
La
Carta a los Corintios, el día de hoy habla de la Eucaristía. A partir de dos
signos de la Pascua judía: pan y vino, los cristianos recordarán la presencia
de Jesús. Esos dos alimentos recordaban la liberación de la tierra de Egipto. Pero
sobre todo mantendrían viva, en los cristianos, la memoria de la libertad
obtenida por el Cuerpo entregado del maestro y su Sangre derramada. Sin embargo
en la comunidad de Corinto había un problema: la cena santa se había vaciado de
su contenido: las eucaristías eran simplemente una ocasión para comer y
emborracharse. No sólo se habían deformado: servían para marcar las diferencias
sociales. Es por eso que Pablo recordará el verdadero sentido de la Última Cena:
lo que se come en ella es el Cuerpo del Señor. Lo que se bebe es su Sangre. Por
eso Pablo invita a no olvidar que la Eucaristía es el recuerdo vivo de Jesús y
el testimonio de su entrega.
Hoy
el Evangelio de San Lucas nos presenta una escena narrada por los cuatro
evangelistas: la multiplicación de los panes. ¿Por qué repiten esta escena los
evangelistas? Algunos autores nos hablan del impacto que debió haber causado este
acontecimiento en la comunidad cristiana. No obstante los evangelistas no sólo
repiten sino destacan: la compasión de Jesús y la preocupación de Jesús por
aquellos que lo siguen. Jesús los invita a hacer frente a la necesidad de esa
gente. Sin embargo pondrá lo que tienen a disposición de Jesús. La generosidad
de los discípulos y el poder de Jesús fueron capaces de saciar a una multitud.
P. Óscar Alejandro Hernández Zavala, m. j.