Domingo 12 del Tiempo Ordinario
Elegidos por Dios anunciar su salvación
Hoy
escuchamos en la primera lectura, del libro del profeta Isaías, el segundo
cántico del Siervo de Yahvéh. El siervo es un personaje quien es fiel a Dios y
se abandona totalmente a Él. Si bien el Rey Ciro fue presentado, en los
capítulos anteriores, como un instrumento del Señor, no se compara con el
Siervo. El Siervo se presenta como aquel a quien el Señor ha llamado desde que
estaba en el vientre de su madre, como aquel que hiere con su Palabra, como
aquel que es defendido por Dios, como aquel que ha sido escondido como un arma.
¡Y no termina aquí!: el Siervo será puesto por Dios como aquel que dará unidad
a Israel e iluminará a las naciones.
En
el Salmo 139 el salmista tiene la conciencia de encontrarse frente a Dios, pues
es Él quien lo conoce y lo acompaña a donde quiera que el
vaya. Aunque quiera no puede escapar de su presencia. El Señor saldrá
continuamente al encuentro de todo creyente con su amor y su misericordia: pues
sólo el Creador conoce hasta lo profundo a la persona y sus necesidades más íntimas.
En
el libro de los Hechos de los Apóstoles encontramos a Pablo que comenta la
palabra de Dios en una sinagoga, de Antioquía de Pisidia. En su comentario, el
Apóstol ha hablado de personajes del Antiguo Testamento que tienen conexión con
Jesús que es señalado como Hijo de David. Pero también Cristo está relacionado
con la figura de Juan el Bautista que lo señala como alguien inmensamente más
grande que Él. Lo que Pablo comparte en la sinagoga no es simplemente un
comentario a la Palabra de Dios: el Apóstol más bien da conocer la Salvación
que Jesucristo ha venido a traer al pueblo.
San
Lucas nos presenta hoy el nacimiento de Juan el Bautista. En los primeros
versículos de este capítulo vimos el anuncio del nacimiento de Juan, a Zacarías,
su incredulidad al mensaje y su pérdida del habla por no haber creído a las
palabras del Ángel. El texto del Evangelio que leemos hoy nos habla del
cumplimiento de lo anunciado a Zacarías, es decir: Isabel es madre, a pesar de
que no podía tener hijos. No fue impedimento que él y su mujer fueran ya viejos.
El nombre de Juan significa: Dios es
favorable. Zacarías apoya a su mujer en poner este nombre a Juan pues es un
hombre que al ver el cumplimiento de las promesas de Dios le es devuelta la
palabra para que proclame lo que Dios ha hecho en su vida y está por realizar
en su pueblo.
P. Óscar Alejandro
Hernández Zavala, m. j.