XV DOMINGO ORDINARIO
NUEVA EVANGELIZACIÓN
Al reflexionar las lecturas de este domingo y siendo
conscientes de los desafíos que el mundo moderno ofrece a la Iglesia, vemos que
hoy está la necesidad de una nueva evangelización. ¿En qué puede consistir esa nueva
evangelización? ¿Dónde puede estar su novedad? ¿Qué hemos de cambiar? ¿Cuál fue
la intención de Jesús al enviar a sus discípulos a prolongar su tarea
evangelizadora?
La llamada de Dios a Amós, la llamada de Jesús a los
doce y el propio ejemplo de Pablo, no son casos excepcionales ni significa que
la invitación sólo sea para un algunas personas (por ejemplo obispos,
sacerdotes, religiosos).La llamada es para todos. En Amós no encontramos a un
profesional o un experto que estuviera vinculado a algún santuario, es una
persona común, un pastor y campesino que es enviado a dar a conocer a su pueblo
la llamada de Dios.
Evangelizar significa anunciar, como lo hace san Pablo
desde su experiencia, que Dios nos ha bendecido con toda clase de bienes; que
Él nos eligió y ha querido que por medio de Jesucristo fuéramos sus hijos. Es
anunciar que hay que ponerse en camino, en el camino de Jesucristo, que
significa creer en él y querer actuar como él para que el Reino de Dios se haga
presente.
Pero para llevar a cabo esta tarea, el cristiano debe
estar convencido y caminar con la otra gente que también se esfuerza por
realizar esos anhelos: anhelos de una vida más digna, de una mejor comunicación
entre las personas, de una convivencia más agradable, de una experiencia más
profunda de Dios. Pero no solo basta eso, san Marcos nos deja claro que ante
todo está nuestro encuentro con Jesús, el inspirador y el modelo de la acción
evangelizadora.
Los apóstoles no harán nada en nombre propio, porque
son enviados de Jesús. El evangelizador no se predica a sí mismo, sus intereses
son los de abrir caminos al Reino de Dios. Los discípulos saben muy bien qué
les encarga Jesús: curar heridas, aliviar sufrimientos, regenerar vidas,
liberar de miedos, contagiando la confianza en Dios, amando a todos por igual,
anunciar una Buena Noticia.
Jesús los envía sólo con lo necesario para caminar:
bastón, sandalias y una túnica. No se necesita de más para ser testigos de lo
esencial. Jesús quiere que el evangelizador sea libre y sin ataduras, siempre
disponible, sin instalarse en ningún lugar y sobre todo confiando en la fuerza
del Evangelio.
P. Álvaro Frías Turrubiartes, MJ