sábado, 24 de septiembre de 2011

Un artículo aparecido en "El Propagador" de septiembre de 2011


P. Gabriel Camilo Morales llamado a la presencia de Dios

El pasado 29 de julio del presente, el p. Gabriel Camilo Morales iniciaría su Año Jubilar por sus 25 años de sacerdocio que ahora celebrará, sin duda, con la Sagrada Familia en la presencia de nuestro Padre Bueno y misericordioso.

Veinticinco años de ministerio como Misionero Josefino fueron preparados con una formación familiar en la isla de Urandén, Pátzcuaro, Michoacán. Ahí, Gabriel forjó mucho de su ser recio y amable a la vez, exigente y paciente; con los consejos de sus padres, la sabiduría del pueblo purépecha, la paciencia del pescador, la alegría del músico, la perseverancia en el Colegio de las Hermanas Josefinas. Fueron preparados, también, por la formación de sabios y exigentes Misioneros Josefinos y acompañado de grandes amigos.

Veinticinco años de ministerio que desempeñó en ua diversidad de lugares: Seminario Menor de Santa María del Río S. L. P., Misión de Tamapatz en la Huasteca Potosina, Colegio Manuel José Othón en San Luis Potosí, Parroquia de San José Obrero en San Luis Río Colorado, Parroquia de San Esteban en Houston, Texas (USA). Ministerio que desarrolló como promotor vocacional, formador, comunicador, consejero, educador, pastor y misionero. Veintiecinco años de ministerio en los que siempre dejó sembrada la semilla del Reino.

Veinticinco años de ministerio que pueden resumirse con tres frases propias de Gabriel: "¡Ánimo!, ¡Ay, hermano, tú nomás no...! ¡Ahi te encargas!" Palabras que nos animaban, nos corregían y nos invitaban a trabajar.

El pasado 12 de junio de 2011, en Houston, Texas, solemnidad de Pentecostés, Nuestro Padre Dios llamó a su presencia al P. Gabriel. ¡Gracias, Señor!, por el amor que le manifestaste durante toda su vida y especialmente a través de la enfermedad, enfermedad que purifica, santifica y hace descubrir lo esencial de la vida, no sólo a él sino también a nosotros. ¡Bendito seas por siempre Señor!

Vuela, amigo mío,
en el Pentescostés misionero,
Dios te ha querido llamar a su presencia,
y gracias por ser hermano,
amigo, pregonero;
pide ahora a Dios la calma
y que nos dé paciencia.


P. Eduardo Roque Morales, m. j.


Tomado de:

El Propagador de la Devoción al Señor San José, Año 140, número 8, septiembre de 2011, p. 25