domingo, 30 de junio de 2013

Video reflexión del Domingo 30 de Junio de 2013

Video reflexión Domingo 13 del Tiempo Ordinario



Ya puedes encontrar la reflexión de este domingo 13 del tiempo Ordinario. El video lo puedes encontrar en la siguiente dirección:


O bien encuéntralo al final de este Blog de San Esteban.

¡Que Dios te conceda disfrutar este día en que recordamos su resurrección!

sábado, 29 de junio de 2013

Portada Boletín 30 de junio de 2013

Boletín parroquial del Domingo 13 del Tiempo Ordinario

Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos: pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza". A otro, Jesús le dijo: "Sígueme". Pero él le respondió: "Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre" Jesús le replicó" "Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios".


Lucas 9, 58-60

Reflexión del Domingo 13 del Tiempo Ordinario



Domingo 13 del Tiempo Ordinario

Elegidos para ser y hacer libres

Elías fue un profeta que hizo varios signos en su tiempo. El nombre de Elías significa: Dios es Yahvé. Entre los servicios que Isaías realizó como profeta fue el dar a conocer al Señor e invitar a que sus paisanos volvieran al camino de Dios. De hecho el profeta sufrirá la persecución de parte de una reina, Jezabel, porque el profeta eliminó a los profetas del dios Baal. En el capítulo 19 del Primer libro de los Reyes, que leemos hoy, la misión de Elías está por concluir. ¿Quién ocupará su lugar? Dios le señala a Eliseo, un campesino. Dios le manda ungirlo, sin embargo Elías le echa encima su manto como la señal de que este hombre humilde será quien realice la misma misión. Eliseo se despide de los suyos sacrificando los animales con los que realizaba su trabajo, ofreciéndolos a Dios, y dándole de comer a la gente. Junto al desprendimiento Eliseo muestra su amor a Dios y su generosidad a sus semejantes.

 El salmista, a través del Salmo 15, nos habla de cómo en el Señor el hombre justo encuentra en el Señor: su protección, su bondad, su esperanza. En una palabra sólo en Dios llena sus expectativas. Por eso sabe que su destino no es quedar en la muerte sino gozar de la vida y la alegría del Señor.

La meta de todo aquel que cree en Cristo ha de ser la libertad, es parte de lo que hoy nos comparte San Pablo escribiéndole a los fieles de Galacia. En este pasaje cuando Pablo habla de “la carne” se refiere al ser humano. El que está libre no debe ser un hombre o una mujer injusta. Por el contrario, la virtud de la justicia se distingue por la caridad y del amor del cristiano. Pero este amor, esta justicia y esta caridad no se dan automáticamente por ser creyentes: todo aquel que sigue a Jesús debe hacer frente a situaciones que más bien le proponen lo contrario: sacar provecho, odiar, juzgar con criterios humanos… por eso debemos de estar cercanos a aquel que nos liberó y sigue rompiendo las cadenas que nos quieren esclavizar.

En el pasaje que leemos el día de hoy, en el Evangelio de San Lucas, Jesús ha iniciado su viaje a Jerusalén. Recordemos que la ciudad de Jerusalén es el lugar donde Jesús será despreciado, maltratado y asesinado. No obstante que Cristo presiente un violento destino se encamina hacia allá. Recordemos que el y sus discípulos son Galileos forzosamente deben caminar hacia el sur para llegar a Jerusalén. Hay un inconveniente: deben pasar por Samaria. Recordemos que los samaritanos son mal vistos por quienes siguen el judaísmo. Sin embargo el desprecio es mutuo. Es por esto que los Samaritanos no quiere recibir a Jesús y a los suyos. Los discípulos están tentados a pedir “fuego del cielo” ¡Los discípulos piensan de manera torcida! Por eso Jesús los regaña. Porque que el viene a mostrar la verdadera cara de Dios, es decir: el rostro de un Dios que es capaz de perdonar. Es significativo que Jesús les hable de la actitud que deben tener: no tener un lugar fijo, seguir el camino del Reino con decisión y sobre todo abrazar la nueva vida que Él nos ha venido a mostrar.

P. Óscar Alejandro Hernández Zavala, m. j.

sábado, 22 de junio de 2013

Portada Boletín 23 de junio de 2013


Portada Boletín Domingo 12 del Tiempo Ordinario
Él les dijo: "Y ustedes, ¿Quién dicen que soy Yo? "Respondió Pedro: "El Mesías de Dios". El les ordenó severamente que no le dijeran a nadie. Depués de esto  les dijo: "es necesaio que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazdo por los ancianos, los Sumos Sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte"

Lucas, 9, 20-22

Reflexión Domingo 22 de junio de 2013



13 Domingo del Tiempo Ordinario

¿Y tú quien dices que soy yo?

La escena es conocida. Sucedió en las cercanías de Cesarea de Filipo. Los discípulos llevan ya un tiempo acompañando a Jesús. ¿Por qué le siguen? Jesús quiere saber qué idea tienen de él tanto la gente como los discípulos mismos. ¿Quién dicen que soy yo?

A la pregunta echa por Jesús, Pedro, convencido de lo que decía responde: “El Mesías de Dios”. Una respuesta que sale desde el corazón y desde la experiencia personal con Jesús. Cuando nosotros escuchamos esta pregunta, tendemos a responder con las formulas que ha ido acuñando el cristianismo a lo largo de los siglos: Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre, el Salvador del mundo, el Redentor de la humanidad, etc. Pero ¿acaso basta pronunciar estas palabras para ser seguidores de Jesús? Por desgracia, con frecuencia se trata de fórmulas aprendidas a una temprana edad, aceptadas de manera mecánica, repetidas de forma ligera, y afirmadas más que vividas.

Confesamos a Jesús por costumbre, por piedad o por disciplina, pero ordinariamente vivimos sin captar la originalidad de su vida, sin escuchar la novedad de su llamada, sin dejarnos atraer por su amor misericordioso, sin contagiarnos de su libertad, sin esforzarnos por cumplir su mandamiento, el del amor.

Lo reconocemos como “Dios” pero no es el centro de nuestra vida. Lo confesamos como “Señor” pero vivimos de espaldas a su proyecto, sin saber cómo era y qué quería. Le decimos Maestro pero no vivimos motivados por lo que motivaba su vida. Vivimos como miembros de una religión, pero no nos atrevemos a ser verdaderos discípulos de Jesús.

No nos hemos de engañar. Cada uno hemos de ponernos ante Jesús, dejarnos mirar directamente por él y escuchar desde el fondo de nuestro ser sus palabras: ¿Quién soy yo realmente para ti? Y a esta pregunta se responde con la vida más que con palabras bonitas y sublimes.

P. Álvaro Frías, mj

domingo, 16 de junio de 2013

Portada Boletín 16 de junio de 2013

Portada Boletín Domingo 11 del Tiempo Ordinario

"¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no me ofreciste agua para los pies, mientras ella los ha bañado con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos... Por lo cual yo te digo: sus pecados, que son muchos, le han quedado perdonados, porque ha amado mucho".

Lucas 7, 44-47

sábado, 15 de junio de 2013

Reflexión domingo 11 del tiempo ordinario


Domingo 11 del Tiempo Ordinario

El arrepentimiento: puerta segura al reencuentro con Dios

En el Segundo libro de Samuel se nos presenta un gran pecado de David: ha tomado, en secreto a la esposa de Urías, uno de sus soldados. Ha permitido que ese soldado fielmuera dejándolo abandonado en el frente de batalla. Y finalmente ha hecho venir a lamujer, del recién fallecido, al palacio. David creyó que éste hecho quedaría oculto. Pero el Señor, por medio de Natán el profeta, le hará ver su pecado hablándole del pobre que tenía una oveja y el rico, que a pesar de tener muchos animales, robó la oveja del pobre para dar de comer a un recién llegado a su casa. Ante esto que le cuenta el profeta Natán: David se indigna. Y dice que ese rico debe morir. David ignora que el hombre rico del relato es él. El profeta le descubrirá la calamidad que está por venir, a causa de su pecado,sobre su hijo y familia. David se arrepiente, llora, ayuna y hace actos de penitenciaSin embargo el hijo que engendró con la esposa de Urías, su soldado, morirá. No importando que el pecado haya sido tan grande, por su gran arrepentimiento David alcanzará de Dios el perdón de sus faltas.

En la línea de la primera lectura el Salmo 31 nos habla de cuan importante es confesar a Dios las faltas. Cuando no se es capaz de dejar las culpas en las manos del Señor: se hace frente al sufrimiento, se siente la lejanía del Dios, se experimenta la desolación… Sin embargo cuando el fiel se arrepiente: se experimenta el perdón, la angustia desaparece, la esperanza retorna, se siente la protección y la bondad del Señor.

Cristo, para la comunidad cristiana es el Hijo de Dios que ha tomado nuestra carne y sangre para transmitirnos la verdad del Padre. Esta es una de las verdades que acepta todo aquel que cree en Jesús. Sin embargo, uno de los primeros problemas que vivirá la comunidad cristiana es el de dar el paso de las prácticas de la ley judía a vivir las verdades transmitidas por Jesús. Algunos pensaban que era la ley de Moisés la que daba la salvación y muchos otros creían que seguir a Cristo era ir en contra de Dios. En este texto que encontramos hoy en la Carta a los cristianos de Galacia, Pablo nos habla acerca del don de la fe en Cristo Jesús como único medio para alcanzar la verdadera justicia, es decir, como el auténtico camino para vivir de acuerdo a Dios. Por eso es ilógico pensar que Jesús aleje de Dios al hombre. Por esto para el cristiano es ilógico que unas normas son las que darán la salvación. La salvación vendrá más bien de compartir los sufrimientos y la muerte de Cristo para alcanzar también su vida y su victoria.

En el tiempo de Jesús los fariseos eran considerados como gente buena. Y su intención lo era: observaban la ley de Moisés, practicaban las normas de pureza, daban limosna: en una palabra, eran gente religiosa. Pero de entre ellos había algunos que por observar estas cosas: ¡se creían buenos! Es así que hoy vemos en el Evangelio a un fariseo que es capaz de juzgar a una mujer como pecadora. ¡Y tal vez lo era! Pero lo que no alcanza a verSimón, el fariseo, son los gestos que esta mujer tiene hacia Jesús, llora a los pies del Maestro y los seca con sus cabellos. Toma un vaso de perfume y lo echa sobre los pies del Señor. Simón está tan cegado en su juicio que no alcanza a leer el arrepentimiento de esta mujer a través de los distintos gestos que tiene ante Jesús. Y lo más importante: él, sintiéndose correcto en todo, ha dejado de mostrar, hacia Jesús, los gestos básicos de la hospitalidad judía por estar juzgando los actos de una mujer profundamente arrepentida.

P. Óscar Alejandro Hernández Zavala, m. j.

jueves, 6 de junio de 2013

Reflexión del Domingo 09 de junio de 2013



X DOMINGO ORDINARIO
La compasión de Jesús

Jesús llega a Naím cuando en la pequeña aldea se esta viviendo un hecho muy triste. Jesús viene acompañado de sus discípulos y de mucha gente. De la aldea sale un cortejo fúnebre. Una madre viuda, acompañada por sus vecinos, lleva a enterrar a su único hijo.

San Lucas nos describe la situación trágica de aquella mujer. Es una viuda, sin esposo que la cuide y proteja en aquella sociedad controlada por el hombre. La única salvación de la viuda era su hijo, pero también éste acaba de morir. La mujer no dice nada, solo llora su dolor.

El encuentro de Jesús con aquella mujer ha sido algo inesperado. En aquella escena hay dolor, hay sufrimiento. ¿Qué hará Jesús? La vio, se compadeció de ella y le dijo: “No llores”. Qué imagen tan elocuente de Jesús, el profeta de la compasión de Dios.

No conoce a la mujer, pero la mira detenidamente. Jesús se ha dado cuenta de su dolor y la soledad que ahora siente. El abatimiento de aquella mujer le llega hasta dentro, y por eso su reacción es inmediata: no llores. Jesús tiene claro que en ningún caso la actitud de Dios es la de castigar o hacer sufrir a nadie, y menos a una pobre viuda.

Jesús no lo piensa dos veces y actúa. Se acerca al féretro, detiene el cortejo y dice al muerto: “Joven, yo te lo mando, levántate”. Aquel joven se reincorpora, comienza a hablar y Jesús se lo entrega a su madre. Una escena conmovedora. La madre de nuevo tiene a su hijo y ya no estará sola. A ella regresa la felicidad, la alegría, la esperanza. Aquella mujer vuelve a tener vida.

Todo parece tan sencillo. En el relato no se insiste en el aspecto prodigioso de lo que ha hecho Jesús. A lo que se invita es ver la revelación de Dios como misterio de compasión y fuente de vida, capaz de salvar incluso de la muerte. Es la compasión de Dios la que hace a Jesús tan sensible al sufrimiento de la gente.

Como cristianos no es necesario tener la capacidad de resucitar a un muerto para ser testigos de la vida y llevar vida a todas partes. Es movernos por la compasión que haga llevar alegría y optimismo a todas partes.

P. Álvaro Frías, mj


miércoles, 5 de junio de 2013

Portada boletín: Recordando al Padre Gabriel (+12 de junio de 2011)

Segundo aniversario de la Pascua del padre Gabriel



En el Reino de Dios, como en el banquete, hay lugar para todos y nos exige corregir las prácticas que vayan en contra de este principio. Quienes son invitados a la fiesta deben vestirse adecuadamente: llevar "el traje de fiesta". Para nosotros los que seguimos a Jesús, el traje serían las obras que debemos vivir para "no perder" la salvación que a nos ha sido entregada incondicionalmente.

P. Gabriel Camilo Morales, m. j. 
Boletín Parroquial del 12 de octubre de 2008. 
Año 7. N. 41.

sábado, 1 de junio de 2013

Video reflexión del Domingo 02 de junio de 2013



Video Reflexión del domingo 
del Cuerpo y la Sangre de Cristo


Te comparto la reflexión para este domingo del Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Puedes encontrar el video en la siguiente dirección:


O bien encuéntralo al final de este Blog de San Esteban.

Que Dios te siga concediendo la vida, la fuerza y el consuelo a través de su Cuerpo y su Sangre

Reflexión, Domingo 02 de junio de 2013



Domingo del Cuerpo y la Sangre de Cristo

El Hijo de Dios nos recuerda su amor y entrega a través de Pan y Vino

La primera lectura, del libro del Génesis, nos presenta hoy a la figura de Abram. Abram que de ser presentado como un pastor que va de un lado a otro es presentado, en este capítulo, como un hombre que luchará por rescatar a su sobrino Lot de las manos de reyes extranjeros. El patriarca no sólo los derrotará sino que además recuperará los bienes de los reyes del país en el que se encuentra. Al volver nos encontramos con un sacerdote que sale al encuentro de Abram y lo bendice. El nombre de este sacerdote es Melkisedec (Rey de justicia) el lugar en que ejerce su sacerdocio es Salem. Llama la atención lo que ofrece al bendecir a Abram: pan y vino. ¿La ofrenda sería tanto para bendecir al creador como para alimentar a los recién llegados? Es de suponer, aunque no nos lo dice el texto. En su oración Melkisedec bendice a Dios por la creación y bendice al patriarca por haber derrotado a sus enemigos.

El Salmo 109 que escuchamos el día de hoy nos habla de aquel que espera Israel: el Mesías. En los primeros versículos escuchamos acerca de la entronización de este rey. Cuando los antiguos reyes se sentaban por primera vez en el trono se colocaban a la derecha de la imagen de su dios dando a entender que lo representaban. Pues bien este personaje que nos describe el Salmo es alguien no sólo representará a Dios como rey sino además tendrá las características de un sacerdote. Su sacerdocio será semejante al de Melkisedec, es decir, al personaje del libro del Génesis que ofrece sacrificios pacíficos al Señor para bendecirlo: la ofrenda de paz, del esperado del pueblo, será también pan y vino.

La Carta a los Corintios, el día de hoy habla de la Eucaristía. A partir de dos signos de la Pascua judía: pan y vino, los cristianos recordarán la presencia de Jesús. Esos dos alimentos recordaban la liberación de la tierra de Egipto. Pero sobre todo mantendrían viva, en los cristianos, la memoria de la libertad obtenida por el Cuerpo entregado del maestro y su Sangre derramada. Sin embargo en la comunidad de Corinto había un problema: la cena santa se había vaciado de su contenido: las eucaristías eran simplemente una ocasión para comer y emborracharse. No sólo se habían deformado: servían para marcar las diferencias sociales. Es por eso que Pablo recordará el verdadero sentido de la Última Cena: lo que se come en ella es el Cuerpo del Señor. Lo que se bebe es su Sangre. Por eso Pablo invita a no olvidar que la Eucaristía es el recuerdo vivo de Jesús y el testimonio de su entrega.

Hoy el Evangelio de San Lucas nos presenta una escena narrada por los cuatro evangelistas: la multiplicación de los panes. ¿Por qué repiten esta escena los evangelistas? Algunos autores nos hablan del impacto que debió haber causado este acontecimiento en la comunidad cristiana. No obstante los evangelistas no sólo repiten sino destacan: la compasión de Jesús y la preocupación de Jesús por aquellos que lo siguen. Jesús los invita a hacer frente a la necesidad de esa gente. Sin embargo pondrá lo que tienen a disposición de Jesús. La generosidad de los discípulos y el poder de Jesús fueron capaces de saciar a una multitud.

P. Óscar Alejandro Hernández Zavala, m. j.