sábado, 29 de junio de 2013

Reflexión del Domingo 13 del Tiempo Ordinario



Domingo 13 del Tiempo Ordinario

Elegidos para ser y hacer libres

Elías fue un profeta que hizo varios signos en su tiempo. El nombre de Elías significa: Dios es Yahvé. Entre los servicios que Isaías realizó como profeta fue el dar a conocer al Señor e invitar a que sus paisanos volvieran al camino de Dios. De hecho el profeta sufrirá la persecución de parte de una reina, Jezabel, porque el profeta eliminó a los profetas del dios Baal. En el capítulo 19 del Primer libro de los Reyes, que leemos hoy, la misión de Elías está por concluir. ¿Quién ocupará su lugar? Dios le señala a Eliseo, un campesino. Dios le manda ungirlo, sin embargo Elías le echa encima su manto como la señal de que este hombre humilde será quien realice la misma misión. Eliseo se despide de los suyos sacrificando los animales con los que realizaba su trabajo, ofreciéndolos a Dios, y dándole de comer a la gente. Junto al desprendimiento Eliseo muestra su amor a Dios y su generosidad a sus semejantes.

 El salmista, a través del Salmo 15, nos habla de cómo en el Señor el hombre justo encuentra en el Señor: su protección, su bondad, su esperanza. En una palabra sólo en Dios llena sus expectativas. Por eso sabe que su destino no es quedar en la muerte sino gozar de la vida y la alegría del Señor.

La meta de todo aquel que cree en Cristo ha de ser la libertad, es parte de lo que hoy nos comparte San Pablo escribiéndole a los fieles de Galacia. En este pasaje cuando Pablo habla de “la carne” se refiere al ser humano. El que está libre no debe ser un hombre o una mujer injusta. Por el contrario, la virtud de la justicia se distingue por la caridad y del amor del cristiano. Pero este amor, esta justicia y esta caridad no se dan automáticamente por ser creyentes: todo aquel que sigue a Jesús debe hacer frente a situaciones que más bien le proponen lo contrario: sacar provecho, odiar, juzgar con criterios humanos… por eso debemos de estar cercanos a aquel que nos liberó y sigue rompiendo las cadenas que nos quieren esclavizar.

En el pasaje que leemos el día de hoy, en el Evangelio de San Lucas, Jesús ha iniciado su viaje a Jerusalén. Recordemos que la ciudad de Jerusalén es el lugar donde Jesús será despreciado, maltratado y asesinado. No obstante que Cristo presiente un violento destino se encamina hacia allá. Recordemos que el y sus discípulos son Galileos forzosamente deben caminar hacia el sur para llegar a Jerusalén. Hay un inconveniente: deben pasar por Samaria. Recordemos que los samaritanos son mal vistos por quienes siguen el judaísmo. Sin embargo el desprecio es mutuo. Es por esto que los Samaritanos no quiere recibir a Jesús y a los suyos. Los discípulos están tentados a pedir “fuego del cielo” ¡Los discípulos piensan de manera torcida! Por eso Jesús los regaña. Porque que el viene a mostrar la verdadera cara de Dios, es decir: el rostro de un Dios que es capaz de perdonar. Es significativo que Jesús les hable de la actitud que deben tener: no tener un lugar fijo, seguir el camino del Reino con decisión y sobre todo abrazar la nueva vida que Él nos ha venido a mostrar.

P. Óscar Alejandro Hernández Zavala, m. j.