sábado, 31 de marzo de 2012

miércoles, 28 de marzo de 2012

El Papa habla a los niños en la Plaza de la Paz, Guanajuato

Para nuestra formación

Queridos niños: estoy contento de poderlos encontrar y ver sus rostros alegres llenando esta bella plaza. Ustedes ocupan un lugar muy importante en el corazón del Papa. Y en estos momentos quisiera que esto lo supieran todos los niños de México, particularmente los que soportan el peso del sufrimiento, el abandono, la violencia o el hambre, que en estos meses, a causa de la sequía, se ha dejado sentir fuertemente en algunas regiones. Gracias por este encuentro de fe, por la presencia festiva y el regocijo que han expresado con los cantos. Hoy estamos llenos de júbilo, y eso es importante. Dios quiere que seamos siempre felices. Él nos conoce y nos ama. Si dejamos que el amor de Cristo cambie nuestro corazón, entonces nosotros podremos cambiar el mundo. Ese es el secreto de la auténtica felicidad.

Este lugar en el que nos hallamos tiene un nombre que expresa el anhelo presente en el corazón de todos los pueblos: «la paz», un don que proviene de lo alto. «La paz esté con ustedes» (Jn 20,21). Son las palabras del Señor resucitado. Las oímos en cada Misa, y hoy resuenan de nuevo aquí, con la esperanza de que cada uno se transforme en sembrador y mensajero de esa paz por la que Cristo entregó su vida.

El discípulo de Jesús no responde al mal con el mal, sino que es siempre instrumento del bien, heraldo del perdón, portador de la alegría, servidor de la unidad. Él quiere escribir en cada una de sus vidas una historia de amistad. Ténganlo, pues, como el mejor de sus amigos. Él no se cansará de decirles que amen siempre a todos y hagan el bien. Esto lo escucharán, si procuran en todo momento un trato frecuente con él, que les ayudará aun en las situaciones más difíciles.

He venido para que sientan mi afecto. Cada uno de ustedes es un regalo de Dios para México y para el mundo. Su familia, la Iglesia, la escuela y quienes tienen responsabilidad en la sociedad han de trabajar unidos para que ustedes puedan recibir como herencia un mundo mejor, sin envidias ni divisiones.

Por ello, deseo elevar mi voz invitando a todos a proteger y cuidar a los niños, para que nunca se apague su sonrisa, puedan vivir en paz y mirar al futuro con confianza.

Ustedes, mis pequeños amigos, no están solos. Cuentan con la ayuda de Cristo y de su Iglesia para llevar un estilo de vida cristiano. Participen en la Misa del domingo, en la catequesis, en algún grupo de apostolado, buscando lugares de oración, fraternidad y caridad. Eso mismo vivieron los beatos Cristóbal, Antonio y Juan, los niños mártires de Tlaxcala, que conociendo a Jesús, en tiempos de la primera evangelización de México, descubrieron que no había tesoro más grande que él. Eran niños como ustedes, y de ellos podemos aprender que no hay edad para amar y servir.

Los invito, pues, a rezar continuamente, también en casa; así experimentarán la alegría de hablar con Dios en familia.

Benedicto XVI

Sábado 24 de 2012

Plaza de la Paz, Guanajuato

Reflexión domingo 1 de abril de 2012


Domingo de Ramos

Dios muere por salvarnos

En el Capítulo 50 del profeta Isaías encontramos los llamados cánticos del Siervo. Son llamados así por que en ellos aparece un personaje que se presenta como el siervo de Dios que es fiel a los mandatos del Señor. Sin embargo no por el hecho de ser fiel el personaje experimenta algo grato: ¡Todo lo contrario! A pesar de que a este servidor le ha tocado consolar a aquel que ya no puede más y ha sabido escuchar la voz de Dios: sufre un trato violento, es golpeado, maltratado, humillado… Sin embargo, a pesar de este maltrato, el siervo no pierde su confianza en el Señor, por el contrario su esperanza en Dios lo hace fuerte.

En el Salmo 22 que hoy encontramos en la liturgia encontramos a una persona que experimenta el abandono de Dios. El salmista tiene la certeza que Dios es liberador. Está convencido de ello en más profundo. Sin embargo, por otro lado, es despreciado y burlado. Experimenta una amarga soledad. Se sabe rodeado, amenazado y acechado. Sin embargo clama a Dios para encontrar en Él su fuerza, su libertad y su salvación. Esto es lo que le permite descubrir una experiencia que lo llevará a dar testimonio de la acción de Dios en su favor.

En la Carta a los Filipenses, Pablo, invitando a la humildad a los fieles de esa comunidad, les habla de la realidad del Hijo de Dios hecho hombre por nosotros. No ha sido fácil su experiencia: pues se ha hecho esclavo, ha pasado como uno de tantos y ha sufrido la muerte… sin embargo ha sido elevado por Dios por encima de todo. En esa exaltación Jesús es reconocido por todos como Dios y Señor. Cristo ha de ser el modelo no sólo de humildad, sino que es aquel quien da la pauta de las actitudes que debe tener el que aspira a ser parte de la comunidad cristiana.

En el Evangelio de hoy leemos la Pasión según san Marcos. En este relato encontramos que Jesús prepara la Pascua, fiesta de liberación, con sus discípulos. Celebrando esa fiesta, Jesús dará al Pan y al Vino no el significado de liberación de Egipto sino de una Nueva Alianza que ofrecería una liberación mayor en su cuerpo entregado y su sangre derramada. Jesús en esa cena será traicionado por uno de los suyos, abandonado por los que lo seguían. Más aún el Nazareno será apresado y sentenciado, injustamente, por las autoridades romanas y judías. Cristo será brutalmente golpeado, clavado y muerto en la cruz. En este relato de pasión en el gesto misericordioso de dar la vida, Jesús es descubierto como el Hijo de Dios.

P. Óscar Alejandro Hernández Zavala, m. j.

domingo, 25 de marzo de 2012

Video reflexión del domingo 25 de marzo de 2012

Reflexión V Domingo de Cuaresma

Ya puedes ver la reflexión del V Domingo de Cuaresma al final de las entradas en este Blog de San Esteban. O bien ve a la siguiente dirección:

http://www.youtube.com/watch?v=ydiRJPgXI4c

Que Dios te bendiga.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Video: Fiesta de San José en la Parroquia de San Esteban

Fiesta de San José 2012

Te comparto un video de lo que fue la fiesta de San José este 2012 en nuestra comunidad de San Esteban.

Espero que através de este video disfrutes con nosotros algo de lo que fue nuestra fiesta dedicada al Esposo de María.

Puedes ir al siguiente enlace:

http://www.youtube.com/watch?v=BgQRK6RMfwY

O bien encuéntralo al final de las entradas de cada día en este Diario de San Esteban.

El Papa habla sobre la salvación de Jesús

Para nuestras formación

En nuestro camino hacia la Pascua, hemos llegado al cuarto domingo de Cuaresma. Es un camino con Jesús a través del "desierto", es decir, un período para escuchar más la voz de Dios y también para desenmascarar a las tentaciones que hablan dentro de nosotros. En el horizonte del desierto se vislumbra la Cruz. Jesús sabe que esa es la culminación de su misión: en efecto, la cruz de Cristo es la cumbre del amor, que nos da la salvación. Él mismo lo dice en el Evangelio de hoy: "Y como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga en él la vida eterna" (Juan 3,14-15). La referencia es al episodio en el que, durante el éxodo de Egipto, los judíos fueron atacados por serpientes venenosas y muchos murieron; entonces Dios ordenó a Moisés que hiciera una serpiente de bronce y la pusiera sobre un asta: si alguno era mordido por las serpientes, mirando la serpiente de bronce, era sanado (cf. Nm. 21,4-9).

Incluso Jesús será levantado sobre la cruz, para que todo el que se encuentre en peligro de muerte a causa del pecado, dirigiéndose con fe a Él, que murió por nosotros, sea salvado. "Porque Dios -escribe san Juan-, no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él" (Juan 3,17).

San Agustín comenta: "El médico, por lo que le concierne, viene a curar al enfermo. Si uno no sigue las prescripciones del médico, se arruina a sí mismo. El Salvador vino al mundo... Si tú no quieres ser salvado por él, te juzgarás por ti mismo" (Sobre el Evangelio de Juan, 12, 12: PL 35, 1190). Así pues, si infinito es el amor misericordioso de Dios, que ha llegado al punto de dar a su Hijo único como rescate de nuestra vida, grande es también nuestra responsabilidad: cada uno, por tanto, debe reconocer que está enfermo para poder ser sanado; cada uno debe confesar su propio pecado, para que el perdón de Dios, ya dado en la Cruz, pueda tener efecto en su corazón y en su vida. San Agustín escribe: "Dios condena tus pecados; y si tú los condenas, te unes a Dios... Cuando comienzas a detestar lo que has hecho, entonces comienzan tus buenas obras, porque condenas tus malas obras. Las buenas obras comienzan con el reconocimiento de las malas obras" (ibid, 13: PL 35, 1191).

A veces, el hombre ama más las tinieblas que la luz, porque está apegado a sus pecados. Sin embargo, sólo abriéndose a la luz, y sólo confesando con franqueza las propias culpas a Dios, es que se encuentra la verdadera paz y la verdadera alegría. Es importante, entonces, acercarse al sacramento de la penitencia con regularidad, especialmente en la Cuaresma, para recibir el perdón del Señor y fortalecer nuestro camino de conversión.

Benedicto XVI

Angelus, 18 de marzo de 2012

Plaza de San Pedro