miércoles, 28 de marzo de 2012

Reflexión domingo 1 de abril de 2012


Domingo de Ramos

Dios muere por salvarnos

En el Capítulo 50 del profeta Isaías encontramos los llamados cánticos del Siervo. Son llamados así por que en ellos aparece un personaje que se presenta como el siervo de Dios que es fiel a los mandatos del Señor. Sin embargo no por el hecho de ser fiel el personaje experimenta algo grato: ¡Todo lo contrario! A pesar de que a este servidor le ha tocado consolar a aquel que ya no puede más y ha sabido escuchar la voz de Dios: sufre un trato violento, es golpeado, maltratado, humillado… Sin embargo, a pesar de este maltrato, el siervo no pierde su confianza en el Señor, por el contrario su esperanza en Dios lo hace fuerte.

En el Salmo 22 que hoy encontramos en la liturgia encontramos a una persona que experimenta el abandono de Dios. El salmista tiene la certeza que Dios es liberador. Está convencido de ello en más profundo. Sin embargo, por otro lado, es despreciado y burlado. Experimenta una amarga soledad. Se sabe rodeado, amenazado y acechado. Sin embargo clama a Dios para encontrar en Él su fuerza, su libertad y su salvación. Esto es lo que le permite descubrir una experiencia que lo llevará a dar testimonio de la acción de Dios en su favor.

En la Carta a los Filipenses, Pablo, invitando a la humildad a los fieles de esa comunidad, les habla de la realidad del Hijo de Dios hecho hombre por nosotros. No ha sido fácil su experiencia: pues se ha hecho esclavo, ha pasado como uno de tantos y ha sufrido la muerte… sin embargo ha sido elevado por Dios por encima de todo. En esa exaltación Jesús es reconocido por todos como Dios y Señor. Cristo ha de ser el modelo no sólo de humildad, sino que es aquel quien da la pauta de las actitudes que debe tener el que aspira a ser parte de la comunidad cristiana.

En el Evangelio de hoy leemos la Pasión según san Marcos. En este relato encontramos que Jesús prepara la Pascua, fiesta de liberación, con sus discípulos. Celebrando esa fiesta, Jesús dará al Pan y al Vino no el significado de liberación de Egipto sino de una Nueva Alianza que ofrecería una liberación mayor en su cuerpo entregado y su sangre derramada. Jesús en esa cena será traicionado por uno de los suyos, abandonado por los que lo seguían. Más aún el Nazareno será apresado y sentenciado, injustamente, por las autoridades romanas y judías. Cristo será brutalmente golpeado, clavado y muerto en la cruz. En este relato de pasión en el gesto misericordioso de dar la vida, Jesús es descubierto como el Hijo de Dios.

P. Óscar Alejandro Hernández Zavala, m. j.