miércoles, 27 de junio de 2012

Reflexión del Domingo 01 de julio de 2012

13 Domingo Ordinario

Dios amigo de la vida

Hay algo muy claro que tiene Jesús, quiere un mundo de iguales donde todos puedan convivir, dejando a un lado las injusticias, las enfermedades, la muerte. Jesús quiere ver un mundo regido por un Dios que, como dice el libro de la Sabiduría, no hizo la muerte, ni goza con la destrucción de los vivientes, sino que crea al hombre para que nunca muera. Pablo también quiere ver que en las comunidades se viva en igualdad, y para superar esas situaciones de desigualdad invita a hacerlo a través de la generosidad. Para ello pone el ejemplo de Jesús que, siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza y hacer un mundo más igualitario donde la abundancia de unos remedie la carencia de otros.

Jesús se ha dado cuenta muy bien de que los enfermos, excluidos en buena parte de la convivencia, son los que más sufren la desigualdad y marginación en la sociedad. Jesús se dedica a ellos antes que a nadie. Se acerca a los que se consideran abandonados por Dios y despierta en ellos la confianza para integrarse nuevamente en la comunidad.

Es el caso de la hija de Jairo y la mujer que padecía flujo de sangre desde hacia doce años, narrados en el evangelio de san Marcos. Por una parte es el papá de la pequeña, tal vez desesperado y desilusionado, quien acude a Jesús buscando vida para su hija. Por otra parte, es la mujer enferma desde hacía doce años quien va en busca de Jesús. En ambos hay algo en común que los lleva a acercarse a Jesús: la fe. Gracias a la fe, la mujer y la niña experimentaron en su propia carne la fuerza curadora de un Dios amigo de la vida.

La invitación para cada uno de nosotros es alimentar nuestra fe, dejar el miedo para ir al encuentro de Jesús y dejarnos transformar por el maestro de vida que enseña a vivir de manera diferente bajo el signo del Reino de Dios.

P. Álvaro Frías Turrubiartes, MJ