sábado, 21 de abril de 2012

Reflexión del domingo 22 de abril de 2012

Tercer Domingo de Pascua

Ser testigos de la Resurrección de Jesús

En la lectura de los Hechos de los Apóstoles encontramos a Pedro dirigiéndose a todo el pueblo de Israel e invitándolos a la conversión. Pedro tranquiliza a sus oyentes haciéndoles ver que lo acontecido con Jesús ha sido fruto de la ignorancia, pero al mismo tiempo invita a acoger al Resucitado como al último y definitivo don otorgado por Dios. No hay lugar para el resentimiento y la venganza, más bien se da lugar a una invitación al arrepentimiento sincero para voltear nuestra mirada y descubrir aquello que mejor sabe hacer Dios con cada uno de nosotros, regalarnos su amor y misericordia de Padre.

El Salmo 4 es un claro testimonio del encuentro y el reconocimiento del paso de Dios en nuestra vida. Ante la actitud de los adversarios el salmista ha experimentado la seguridad que da el ponerse en las manos de Aquel que guía nuestras vidas, y esta certeza lo lleva proclamar una oración de confianza plena: iten compasión de mi y escucha mi oración… tu Señor, me haces vivir tranquilo!

El creyente, expuesto a las tentaciones, rupturas y caídas no tiene porque sentirse condenado eternamente al fracaso o a la separación de Dios. San Juan, con una expresión de cercanía y cariño, nos da en su Primera Carta un anuncio gozoso del perdón y de la reconciliación con Dios. Todos nosotros estamos llamados a cumplir su palabra y vivir la santidad, sin embargo las infidelidades a este llamado no son causa de rechazo por parte de Dios, mas bien han de ser un motivo que nos lleva a descubrir y experimentar la plenitud del perdón y la reconciliación.

En el evangelio nos encontramos nuevamente con una escena pospascual, donde los apóstoles comentan lo sucedido los últimos días, en concreto la experiencia de los discípulos que regresaban de Emaús. En este ambiente de reunión se presenta Jesús en medio de ellos dirigiéndoles un saludo de paz y, a pesar de que estaban hablando de el se asustan y llegan a sentir miedo pensando que se trata de un fantasma Los discípulos aun no han asimilado todo lo acontecido con Jesús. Todavía no logran establecer la relación entre el Jesús con quien convivieron y el Jesús gloriosos que esta ahí presente comunicando una vida nueva. Fue necesario que Jesús se dirigiera a ellos para sacarlos de su temor, abrir su entendimiento y comprendieran así las Escrituras.

La Resurrección no solo tiene que ver con Jesús, poco a poco los discípulos tendrán que asumir que a ellos les toca ser testigos de este acontecimiento, pero no solo a través de la palabra, sino de la transformación de su propia existencia para ponerse en el camino de la misión.

Cada uno de nosotros podemos estar convencidos de la Resurrección, sin embargo, nuestra vida aun no logra ser impregnada por ese acontecimiento.

P. Álvaro Frías Turrubiartes, mj.